PLAZA DE TOROS DE BUENAVISTA EN OVIEDO: Bien de interés cultural (BIC)

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Según dice F. Canella, con motivo de las fiestas de Santa Eulalia ya se realizaban en Oviedo corridas de toros hacia el año 1673 aunque, tal vez, podríamos retrasar la fecha hasta 1666. Posteriormente, estas corridas pasaron a formar parte de los actos de celebración de las fiestas de San Mateo.

El gusto de los ovetenses por los espectáculos taurinos hizo que se construyese una plaza de toros de madera en el año 1875. Ésta se situó en el barrio del Fresno, según el citado F. Canella, y funcionó durante cuatro años. Posteriormente, promovidas por la Sociedad de Espectáculos de Oviedo, se iniciaron las obras de la plaza actual. Se construyó en el plazo de un año y fue inaugurada en 1889 por los matadores Frascuelo y Lagartijo.

El coso taurino se encuentra rodeado por las calles de Celestino Villamil, Juan Belmonte y Fuertes Acevedo, la antigua carretera a Galicia.

El edificio, de planta circular-poligonal de 16 lados, es obra del arquitecto Juan Miguel de la Guardia. Su decoración exterior, como muchas otras plazas de España, es de estilo mudéjar: con arquillos ciegos, de medio punto y de herradura distribuidos en dos pisos, enmarcados con ladrillo como las impostas, esquinas, cornisas y portada. Al cuerpo principal se le adosaron otros auxiliares como corrales o el patio de toreros. Cuenta con un coso de 50 metros y un aforo para más de 9.000 personas.

En 1932 sufrió un incendio y hasta dos años después no se reparó, momento en el cual se suprimió una planta del diseño original. La última rehabilitación total del edificio se realizó en el año 1957 aunque posteriormente se acometieron otras reformas: En 1958 se realizan obras de cimentación. En 1991 se encargó a Amado González Hevia las pinturas murales que decoran esta plaza.

Pasó a propiedad municipal en el año 1944 y, el 29 de junio del 2006, fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento.

El estado de conservación del coso es pésimo por lo que son muchos los que piden su rehabilitación y se han realizado algunos diseños. Incluso el Ayuntamiento de Oviedo organizó un concurso internacional para la cubierta total de la plaza, puesto que ahora sólo cuentan con cubierta ocho de sus dieciséis lados.En enero de 2008 el concejal de Urbanismo, José Alberto Mortera Fernández anunció un nuevo proyecto para la plaza de toros que exigiría su descatalogación como BIC. Dicho proyecto pretende una remodelación total de la estructura que, además de coso taurino, sirviese como auditorio al aire libre para la celebración de conciertos, ferias y exposiciones. Se le dotaría de una planta más, la que tenía originariamente y que no se reconstruyó después del incendio de 1932, que alojaría locales comerciales. También se proyecta la construcción de un aparcamiento de 300-400 plazas. «Oviedo Arena» sería el nombre del nuevo recinto.

*FUENTE

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El futuro del barrio del Cristo

La plaza de toros de Oviedo, inaugurada en 1889, permanece clausurada por ruina desde 2007, mientras la ciudad busca un recinto de aforo medio para todo tipo de espectáculos

David ORIHUELA

Un recinto con capacidad para 9.300 personas sentadas y 8.000 si se ocupa parte del espacio con un escenario. Oviedo clama por un lugar de estas características para celebrar conciertos, acontecimientos deportivos o ferias. Y lo tiene, pero está declarado en ruinas y clausurado desde el 21 de septiembre de 2007. La plaza de toros de Buenavista vuelve al primer plano de la actualidad política cuando el Ayuntamiento de Oviedo reclama al Principado que incluya el edificio y los jardines de Juan Belmonte, que lo rodean, dentro del plan especial que afectará a los terrenos que actualmente ocupa el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), que quedarán liberados una vez que el centro sanitario se traslade a los terrenos de La Cadellada.

La plaza de toros está declarada bien de interés cultural (BIC) desde mayo de 2007, y por tanto la única actuación que se permite es una rehabilitación absolutamente respetuosa con la última reconstrucción de la plaza, es decir, dejarla como está. Para el Ayuntamiento no es una solución viable, porque, en palabras del concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, «no es rentable ni económica ni socialmente». Habría que hacer una inversión de más de cinco millones de euros para rehacer una plaza de toros en cuyos últimos años de uso se celebraban cuatro corridas al año.

El ojo mira hacia León, donde la plaza ha sido privatizada y cubierta, en ella se hace todo lo que le gustaría hacer a Oviedo. Sigue habiendo corridas -con la originalidad discutida por los taurinos de que son bajo techo-, pero también partidos de tenis, por poner un ejemplo.

En la plaza de Oviedo tan sólo hay actividad en las oficinas, hoy reconvertidas en sede de los servicios veterinarios municipales. El resto es una antología del abandono. José Luis Flórez se encarga de que las cosas no pasen a mayores. Lleva desde 1964 como trabajador del Ayuntamiento de Oviedo y en los últimos 20 años ha sido el responsable del coso de Buenavista, nada ha pasado allí en las dos últimas décadas sin que él lo sepa.

Sobre la puerta del callejón se desdibuja el retrato que Favila hizo a Espartaco y su cuadrilla. Es una metáfora de la desmemoria. Por esa misma puerta entraron Frascuelo y Lagartijo el 4 de agosto de 1889, día grande en Oviedo con la inauguración de la plaza de toros, diseñada sobre el proyecto del arquitecto Juan Miguel de la Guardia. Cientos de tardes y noches de gloria hasta la última corrida, la que el 21 de septiembre de 2007 torearon Jesulín de Ubrique, Fran Rivera y el Cordobés.

De aquello sólo queda el recuerdo y algunos dibujos en las paredes que poco a poco van perdiendo pigmentos. Las malas hierbas van tomando poco a poco el albero y los tendidos, las maderas del callejón se van fracturando y perdiendo el tono rojizo característico, pero por eso no se dicta una declaración de ruina, se solucionaría con una mano de pintura y una limpieza en profundidad. El problema es estructural. «La plaza no se va a caer por sí sola», asegura Mortera, pero al mismo tiempo José Luis Fernández, encargado de la plaza, señala unas vigas oxidadas. Son parte de las 72 vigas de hierro que se colocaron en 1991 para asegurar el techo de los pasillos, el suelo del graderío. La humedad se las está comiendo. Y si el hierro se resiente, más aún el ladrillo y la piedra. El tejadillo del tendido de sombra se cae sobre las gradas de hormigón. Ya en los últimos años de vida de la plaza durante la celebración de los conciertos de San Mateo se tuvo que clausurar parte de la grada por miedo a que se viniese abajo. Debajo de esas gradas discurre un oscuro y estrecho pasillo que desde hace años está plagado de puntales.

Las filtraciones de agua, las grietas en los arcos y los desconchones son sólo la parte visible de algo más grave, los problemas internos, los del forjado del edificio, que ya no soportarían un concierto como el que ofrecieron los «Ramones» a principios de los años noventa en su última visita a nuestro país.

Por todas las esquinas de la plaza se ven restos de lo que fue en su día, sobre una de las barras duerme una torre de vasos de cartón, testigo de la última noche de música. Ahora la hierba crece donde los diestros se jugaron la vida y de donde Miguel Ríos salió por piernas en 1982.

3 Comentarios

  1. Efectivamente no creo que sea viable. Demasiado caro para el servicio que daria a la ciudad ya sin mencionar el espectaculo cruel y violento contra un animal indefenso. Como ciudadano de Oviedo estaria mucho mas orgulloso si los impuestos de los ovetenses se canalizaran a algo útil y válido para una sociedad del siglo en el que vivimos. Un abrazo.

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